Jeremías Marquines
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Es increíble que los aspirantes a la candidatura del PRD, Alberto López Rosas, Lázaro Mazón y Cuauhtémoc Sandoval hayan dado credibilidad al absurdo trascendido de que López Obrador mandó hacer una encuesta para definir su apoyo a alguno de los precandidato perredistas. Resulta penoso que políticos que aspiran a gobernar un estado se dejen engañar de la manera más ingenua y, sobre todo, aprovechen cualquier pretexto para dar rienda suelta a su rencor y frustraciones.
La nota que generó las reacciones de los políticos ingenuos fue una que apareció en El Sur firmada por Jesús Saavedra. En ella se afirma, sin precisar quién, cómo, dónde y cuándo se dijo, que López Obrador mandó hacer una encuesta para, a partir de sus resultados, definir a quién va apoyar en Guerrero.
La nota misma acusa su hechura. Sólo quien no sepa leer cae en el engaño. Primero que nada, la nota para ser creíble debió consignar una fuente directa: ya sea al mismo López Obrador o a César Núñez, quien en Guerrero se ostenta como administrador del movimiento lopezobradorista. Pero ninguno de los dos fue consultado. La información de esta nota provino sin ninguna duda, del sobrino de César Núñez y asesor de Ríos Piter, Arturo Martínez Núñez, un tipillo que se cree muy listo.
La manipulación y la utilización con fines de apoyar a un precandidato que los Martínez Núñez están haciendo del movimiento obradorista en Guerrero, sólo puede generar rechazo en la gente que de seguro se sentirá engañada, timada por un grupo de vivales de la política que se dicen obradoristas.
Quienes no conocen a López Obrador podrán creer que pueden utilizarlo para sus fines electorales, podrán hasta creer ingenuamente que apoyará a uno de los precandidatos. Pero quienes lo conocemos desde antes de que en Guerrero se hablara de López Obrador, sabemos que Andrés es un camaján viejo y sabe perfectamente bien quién es y qué es cada uno de los que se le acercan. Por ningún motivo apoyaría, por ejemplo a Ríos Piter. Primero, porque sabe bien que representa la extensión de la mediocridad zeferinista, y segundo, y más importante, por sus relaciones con Rogaciano Alba, preso por narcotráfico.
Pero sobre todo, ese no es el estilo de Obrador y mucho menos, el movimiento obradorista tiene los recursos para gastarlos en una supuesta encuesta anodina. Los escasos recursos de ese movimiento no están encaminados para hacer sondeos de opinión de ese tipo y si así fuere, Obrador estaría engañando a quienes de manera honesta han creído y le aportan al Movimiento por la Soberanía Popular. Quienes están dándole un sesgo distinto son los Martínez Núñez en su afán de posicionar a un mentiroso irredento como el tal Ríos. Esta es otra más de las mentiras de un mitómano manipulador que ante el fracaso que arrastra su aspiración ahora pretende enganchar a los precandidatos en debates desgastantes que sólo abonan a la división y nunca dejan nada provechoso a la ciudadanía.
Es también una lástima que precandidatos como Cuauhtémoc Sandoval sólo aporten infamia y vísceras a la contienda interna perredistas. Todos sabemos que Sandoval no tiene ninguna posibilidad de ser candidato del PRD, pues ni siquiera él mismo se representa. El aberrante padroteo que hace de la figura de don Pablo Sandoval ante su incapacidad de construirse una figura propia, lo único que produce es lástima y rechazo. Acostumbrado como siempre a colocarse vendiendo la figura de su padre, ahora pretende hacerse pasar por precandidato para venderse, todo parece indicar, a Ríos Piter. En fin, una verdadera lástima.
Por otra parte, es contradictorio que políticos de la llamada izquierda histórica del PRD llamen a respetar los principios y estatutos del PRD que privilegia la selección de candidatos por votación directa y universal, y contrariamente estén proponiendo que la selección del candidato sea por acuerdos en lo oscurito, despreciando el mandato de los documentos básicos del PRD. Siguiendo la ruta que han trazado desde el gobierno, declararan que las urnas dividen al partido, cuando lo que divide al partido es la mediocridad política y la ambición de gentes que se asocian para buscar beneficio propio, vendiéndose pragmáticamente sin tomar en cuenta principios y lealtades.
Ayer un grupo de estos políticos como Emperatriz Basilio, Apolinar Segueda, David Molina, Marcos Matías, Saúl Lopez, Urbano Lucas, Arturo Gallegos, Maura García, José Higuera, Genaro Vazquez, José Guadalupe Cortés, Guillermo Sanchez Nava, entre otros, dieron una conferencia de prensa para llamar a la conformación de un frente político de izquierda para rescatar los principios del PRD y la ética política. Además de pronunciarse por el rechazo a la elección por urna, sin proponer un método más creíble.
Es absurdo que el método más democrático por excelencia les resulte falto de credibilidad. Eso demuestra su falta de convicciones democráticas y su rechazo a los principios del PRD. Es penoso que sin argumentos de fondo se plieguen a lo que han dicho los detractores del PRD que han cuestionado con dolo el método de las urnas, sobre todo, porque la urna moviliza y fortalece el carácter del partido y eso no les conviene a quienes no tienen trabajo partidista.
Argumentan que el pragmatismo y la compra de consciencia ha llevado al fracaso al PRD. ¿Si el pragmatismo ha llevado al fracaso al PRD, qué cosa es oponerse a la votación directa y universal y privilegiar los acuerdos? Oponerse a la urna sólo mandará un mensaje a la sociedad de que el PRD es un partido democráticamente fallido. La contradicción de la propuesta de este grupo es profunda porque si algo ha roto la institucionalidad y legalidad del PRD, ha sido precisamente la política de acuerdos por encima de los principios y el estatuto. La política de acuerdos fue la que hizo gobernador a Zeferino y despreció a Armando Chavarría, ¿lo recuerdan?, y sin embargo, dicen que se proponen recuperar la institucionalidad y la legalidad.
En lo particular me resulta falso el rollo que se echó este grupo. Más parece que su interés no es la de buscar acuerdos que fortalezcan un liderazgo histórico de izquierda, sino la ambición de estar y de colocarse en alguna posición particular. Hay ahí mucha ambición, mucho recelo y muchas ganas de privilegiar un interés personal como siempre lo han hecho. Esa actitud falsa y falta de ética política y de verdadera convicción de izquierda es la que ha llevado al fracaso al PRD.
La incongruencia es mayor cuando hablan de que es “fundamental que si los aspirantes aceptan el juego y las reglas para competir, se comprometan a llegar hasta el final”. Primero hay que preguntar a qué reglas se refieren: ¿a las que marca el estatuto y el reglamento de elecciones del PRD, que privilegia el voto directo, o a qué otras reglas?
Pero la incongruencia es aún mayor cuando la actitud marrullera y comodina aflora a la hora de fijar posición sobre la alianza que se pretende con el PAN y en lugar de rechazarla como corresponde a dignatarios de izquierda como se autodenominan, se lavan las manos y le tiran la bolita para otros decidan. “Respecto a la política de alianzas nos pronunciamos que este tema no nos divida, por ser un asunto táctico y de correlación de fuerzas que se tiene que decidir al seno de la coalición electoral…” En concreto, se pronuncian por no pronunciarse por nada. Juegan a la simulación y al engaño. Una táctica que han ejercido desde siempre. Eso es lo que tiene al PRD postrado, esa falta de definición, esa incongruencia y el oportunismo que aflora en cada frase de este documento mal escrito y marrullero. Lástima otra vez. No hay izquierda en el PRD, hay simulación y ambición.
LA CONTRA: ¿Quién dijo que Almonte es precandidato? En el PRD se hacen pendejos solos, la neta.